Cuento: Danzando con la muerte. En un filo de navaja.
El 20 de Junio del 2021, segundo año de pandemia, fuimos al estreno de la película “El Olvido que seremos” al cine del C. C. Oviedo en Medellín.
Lloré mucho por la tragedia del profesor Héctor Abad, por la tragedia de nuestro país y sobre todo porque en un país que ha privatizado completamente la salud, la lucha por la salud pública es una frustración persistente. Nuestra Salud Pública era mejor en la época del profesor Abad, antes de la ley 100 de 1993.
Unos tres días después empecé con cuadro de gripa, sin anosmia ni disgeusia, pero con un atroz dolor de garganta, poli artralgia y fiebre; el 27 informé a SURA EPS y me ordenaron la prueba que me hicieron en Punto Clave. PCR que salió positiva al día siguiente.
Sin franca dificultad respiratoria la saturación empezó a bajar por lo cual el Internista me recomendó acudir al Hospital San Vicente Fundación en Rionegro donde SURA conformó una UCRI. Bonito hospital y excelente atención.
Queda ubicado entre un bosque.
Me hospitalizaron y me midieron la gasometría arterial. Me iniciaron manejo de presión positiva en la vía aérea mediante ventilación no invasiva con sedación tres noches y en varios períodos del día. Luego del tercer día con naso cánula de alto flujo y desmonte progresivo de la ventilación.
Desde arriba en el área hospitalaria semejábamos tejones gigantes en pronación y entre nosotros sin mayor notoriedad.
La flaca. De verdad es muy flaca y de ladito casi ni se ve, tan gruesa como una tarjeta de cajero y su boquita es el pico de un pájaro. Una noche bajo efecto de la sedación, con escalofríos y en medio de la incomodidad de la pronación, tratando de descansar la sentí acercarse y colocarse pegada a mí, tomó mis labios entre su pico y experimenté la potente sensación de mi primer beso, me dijo “es que me gustas mucho” y su beso fue una succión tan fuerte que sorbió mis labios, mi cara mi tronco y cuando me estaba aspirando las rodillas no se si me desmayé me dormí o me morí.
La noche siguiente estaba disgustada porque “yo le estaba contando a todo el mundo que andábamos juntos“. Cuando me dormí se acercó y me invitó a bailar en un filo de navaja, yo acepté y le dije que me gustaría amacizarla con firmeza y que bailáramos un bolero, pero no pude guardar el equilibrio en un espacio tan pequeñito. Se decepcionó. Yo también y de nuevo me profundicé en el sopor.
La noche siguiente estuve pendiente de una nueva invitación a bailar, pero ya no la volví a ver más.
Al día siguiente me suspendieron la sedación y me desmontaron la ventilación no invasiva que junto con la pronación y la dexametasona consiguieron mejoría del cuadro.
Simón León Corredor
Medellín, 11 de Junio de 2021.