Crisis hospitalaria y apertura total: vamos hacia un desastre mayor
No estamos en un “pico” sino en una “meseta” sostenida de casi 600 muertes diarias. Por eso aquí se identifican cinco medidas factibles y eficaces para evitar una tragedia de mayores dimensiones.
Oscar Andia M.D.*
Una situación dramática
El pasado viernes 11 de junio completamos un año y tres meses desde la declaratoria de pandemia por COVID-19, y el balance para Colombia es realmente muy desalentador:
- El 12 de junio volvimos a superar el récord de muertes diarias, con 577 fallecimientos, y así llegamos a un total de 95.192 fallecimientos debidos a la pandemia.
- En cifras absolutas, Colombia es el tercer país hispanoparlante con más defunciones, después de México con 230.097 y Perú con 188.443.
- El siguiente gráfico del Instituto Nacional de Salud (INS) muestra un hecho contundente: el llamado tercer pico es en realidad una meseta —mejor dicho, un altiplano —donde los fallecimientos se mantienen en cantidades inéditas, con una duración desesperantemente prolongada.
Gráfico 1. Reporte diario de fallecidos en 15 meses de pandemia COVID-19
Fuente: INS, datos al 21 de junio.
Desde esta perspectiva -y a riesgo de parecer tremendistas- debemos reconocer que la situación es dramática. Las medidas que se están adoptando no parecen ser las más acertadas. Urgen las propuestas concretas para caracterizar mejor la situación y contribuir con soluciones posibles, algo que intentaré hacer en este artículo.
- Dejémonos de eufemismos
La sugerencia aquí es observar en el gráfico de abajo la evolución del indicador “Muertes diarias por millón de habitantes”, donde se compara didácticamente la forma como aumentan las muertes diarias en Colombia, mientras que ellas descienden en el resto del mundo (Estados Unidos, la Unión Europea y los países asiáticos).
Gráfico 2. Evolución del indicador “Muertes diarias por millón de habitantes” (hasta el 3 de junio de 2021)
Fuente: la ilustración fue preparada por el Dr. César Cortés de la Junta Directiva del Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá. La versión completa se puede consultar en el siguiente video y el siguiente sitio web. Las anteriores imágenes traducen algo que se detalla en numerosos artículos que no difunden los grandes medios y pueden verse por ejemplo en https://bit.ly/3gtHY6H, https://bit.ly/3wlpOL3, https://bit.ly/35cwyiq, https://bit.ly/2Snk58V y https://bit.ly/35dAsYe.
“Dejémonos de eufemismos y efectismos” es un llamado a reconocer la gravedad de la situación, abstenernos de ver lo que prefieren mostrarnos los “asesores de imagen” y buscar información confiable.
2. Miremos a Bogotá
El gráfico siguiente no necesita explicación:
Gráfico 2. Bogotá: nivel de ocupación de UCIs Covid-19 y Total hasta el 11 de junio
Fuente: Observatorio de Salud de Bogotá
El gráfico anterior es casi exactamente igual al de las otras grandes y al de muchas medianas o pequeñas ciudades de Colombia: los servicios de urgencias están sobresaturados a niveles nunca antes vistos y en la práctica la ocupación de camas UCI ya llegó al 100%.
Negar esta realidad con artificios semánticos no resolverá el problema. Llegó la hora de debatir y ejecutar los ajustes de fondo que el sistema de salud necesita con urgencia.
3. Contemos con los que saben
Pero además de ver esas imágenes, si se trata de apoyarnos en información confiable debemos hacer lo que no hizo el Ministerio de Salud inexplicablemente: consultar la opinión de 140 organizaciones representativas del sector salud.
El documento “Declaración pública de la comunidad científica, académica, gremial y otras organizaciones del sector salud” publicado el 7 de junio de este año, a propósito de la Resolución 777 del Ministerio de Salud plantea un conjunto de advertencias, recomendaciones y propuestas que resultan más coherentes y se basan en mejor evidencia que la invocada por la Resolución.
El documento comienza con esta frase: “Colombia atraviesa la peor crisis sanitaria, social y humanitaria, sin precedentes en las últimas décadas”. Después describe la situación tocante a la pandemia: “La población colombiana padece el impacto de un crecimiento progresivo del tercer pico de pandemia causada por la COVID-19, con altos índices de muertes y contagios, colapso de la red hospitalaria, desabastecimiento de oxígeno e insumos, crisis del talento humano y riesgo para la sostenibilidad del sistema sanitario.”
Ante la gravedad de la crisis, los firmantes ofrecen su concurso para ayudar a que el gobierno adopte las medidas adecuadas: “La comunidad científica, académica, gremial y otras organizaciones del sector salud, comprometidos en la defensa del derecho fundamental a la salud y bajo principios éticos profesionales y de responsabilidad social, consideramos pertinente aportar datos y elementos técnicos para generar acciones concretas basadas e informadas en la evidencia científica para enfrentar la pandemia.” Por eso “manifestamos nuestra disposición a contribuir con soluciones basadas en datos y evidencia científica, pragmáticas y viables, para enfrentar los desafíos de salud pública que atraviesa Colombia y el colapso del sistema sanitario, permitiendo una reapertura económica segura, escalonada y programada y, sobre todo, que no ponga en grave riesgo el derecho fundamental a la salud y la vida de los ciudadanos.”
Después añade el documento que “La reapertura en los términos señalados en la resolución 777, va a implicar que la población no pueda contar con la atención en salud requerida, lo cual es totalmente previsible en las condiciones actuales.” Advierte que “Es urgente contar con medidas oportunas y concertadas con la academia, sociedades científicas y las agremiaciones de la salud, que evitarían las muertes que resultan inminentes ante la implementación de la mencionada resolución.”
Los firmantes proponen una ruta concreta para lograr lo anterior: “Convocamos al Ministerio de Salud y Protección Social a realizar una reunión, a más tardar el 9 de junio a partir de las 9 de la mañana, con la finalidad de crear un espacio de trabajo conjunto para profundizar en los asuntos que se consignan en esta Declaración…“En esta reunión se deben construir alternativas viables con otros sectores sociales, económicos y empresariales para encontrar salidas que nos permitan avanzar como país.”
4. Rectificar el tamizaje y el aislamiento
Colombia adoptó la Estrategia de Pruebas, Rastreo y Aislamiento Selectivo Sostenible (PRASS) para frenar la pandemia y utiliza la formula DAR (“Detecto, Aíslo y Reporto”) para orientar a las personas que se crean afectadas por el virus.
Pues bien: en entrevista televisada, el presidente del Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá, Leonardo García, planteó una rectificación que puede ser clave para mejor contener la pandemia y disminuir más la presión sobre los servicios de urgencia y la disponibilidad de las camas UCI: aplicar el PRASS y el DAR de modo más adecuado y añadirles el componente de tratamiento precoz a domicilio.
La estrategia DAR es insuficiente en la práctica y está dirigida a pacientes que nada pueden hacer ante la inoperancia del sistema de salud. Por eso la estrategia debe transformarse en DART — “Detecto, Aíslo, Reporto y Trato oportunamente” — y debe pasar a cargo de las EPS, que recibieron prácticamente todos los recursos y están negando servicios de diagnóstico y tratamiento precoz y suficiente. El servicio de las EPS es absurdamente fragmentado en lugar de ser integrado y coordinado por las autoridades territoriales.
De igual forma y en el plano nacional la estrategia PRASS es muy insuficiente y se dirige a pacientes que nada pueden hacer ante la negación de servicios por parte de las EPS. Debería convertirse en PRASST “Pruebas, Rastreo, Aislamiento Selectivo Sostenible y Tratamiento oportuno”, dirigido a las EPS que recibieron los recursos y en la práctica niegan servicios de diagnóstico y tratamiento eficiente presencial y/o los reemplazan con sistemas robóticos de respuesta telefónica.
5. Un sistema decente de información epidemiológica y económica
Todo lo anterior se reduce a una utopía si se mantiene el sistema de información fragmentado, inconexo, repleto de inconsistencias, con muy limitado acceso público y opacidades evidentes que favorecen la corrupción y todo tipo de prácticas perversas.
Llegó la hora de cumplir los mandatos de la Ley 1751 de 2015, Estatutaria de Salud, en lugar de evadirlos con todo tipo de propuestas violatorias de su esencia. Y en relación específica con el sistema de información, es hora de asimilar los avances tecnológicos y adoptar mecanismos y procedimientos para que las decisiones del sistema de salud se basen en la evidencia, respondan de inmediato al curso de la pandemia en la ciudad o región y en el país como un todo, garanticen el trabajo conjunto entre los agentes del sistema y atiendan la angustiosa demanda de salud con un enfoque de equidad y de determinación social de la salud.
Por todo eso la información debe ser accesible para la población, por diferentes medios, con el fin de fortalecer la participación y el control social en todo el territorio nacional.
** Vicepresidente de política farmacéutica nacional de la Federación Médica Colombiana (FMC) y director general del Observatorio del Medicamento (Observamed).
Publicado en Razón Pública 14/06/2021