EDITORIAL. EL MÉDICO COMO ACTOR SOCIAL PARTICIPATIVO.

*Clemencia Mayorga R.

Los agitados tiempos actuales, en los cuales la participación ciudadana se hace más intensa a través de las redes sociales y la presencia de la ciudadanía en las calles, así como el fortalecimiento de movimientos y organizaciones en defensa de derechos de  las mujeres, de minorías étnicas y población diversa, de migrantes y defensores de derechos ambientales, animalistas, grupos en defensa de derechos a la salud, a la educación, al trabajo y muchos más, pasando por el espectro de participación política, nos hacen reflexionar sobre nuestra participación como ciudadanos pero también como médicos, en medio de tan agitada agenda mundial y local.

Como ciudadanos es claro, que haremos parte o no de esta agenda de participación, de acuerdo con nuestros intereses particulares y nuestra forma de ver el mundo. Pero cabe la pregunta: ¿y como médicos? ¿tenemos algún papel como médicos en esta agenda?

Al respecto considero que los médicos, profesionales reconocidos por nuestra formación académica rigurosa y nuestro papel esencial de cuidado de la salud individual y colectiva, tenemos unas características a considerar frente a estos interrogantes. Constituimos un privilegiado grupo de individuos que, aún en circunstancias difíciles, como ocurre en nuestro país, hemos logrado escalar la pirámide para llegar a constituir un pequeño grupo de aquellos que pudieron terminar una carrera profesional y obtener un título que nos certifica como médicos generales o especialistas.

Las cifras señalan que solo el 22 por ciento de las personas, entre 25 y 64 años, en Colombia tienen un título universitario, muy por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) que se sitúa en el 38 por ciento, muestra por supuesto de la gran inequidad en el acceso a la educación que persiste en Colombia.

Pero además dentro de los profesionales, los médicos, que en Colombia somos 1.9 por cada 1.000 habitantes en promedio, tenemos no solo la posibilidad sino la responsabilidad de proveer cuidado y acompañamiento a todas las personas residentes en nuestro país en uno u otro momento de su vida, característica esta que hace de nuestra profesión, una profesión única por su cercanía y su misión fundamental, cual es la de proveer de manera directa el cuidado a todos, sin distinción alguna.

Así las cosas, las cifras nos sitúan en un pequeño grupo de profesionales que tuvimos las posibilidades de vivir el mundo académico, el mundo del conocimiento, la universalidad de este. Con pensamiento científico y riguroso, tenemos sin duda mayores posibilidades de acceder a la información y conocimiento, de discernir y analizar los fenómenos a nuestro alrededor y de conocer y reconocer el mundo. Nuestra formación humanista y altruista alrededor del bienestar del otro, al menos así nos lo enseñaron, nos concede los elementos necesarios para ir más allá del ejercicio técnico u operativo, en beneficio no solo de nuestros pacientes, sino de la población en general.

Lo anterior está claramente expresado en la Ley de Ética Médica, Ley 23 de 1981, que nos rige:

“La medicina es una profesión que tiene como fin cuidar de la salud del hombre y propender por la prevención de las enfermedades, el perfeccionamiento de la especie humana y el mejoramiento de los patrones de vida de la colectividad, sin distingos de nacionalidad, ni de orden económico-social, racial, político y religioso. El respeto por la vida y los fueros de la persona humana constituyen su esencia espiritual. Por consiguiente, el ejercicio de la medicina tiene implicaciones humanísticas que le son inherentes”.

Los anteriores elementos nos sitúan entonces, frente a la responsabilidad que como profesionales y como médicos, como cuidadores de la vida y la colectividad debemos asumir como actores sociales. En estos tiempos de fortalecimiento ciudadano, de contradicciones y tensiones, es imperativo que los médicos recuperemos nuestro liderazgo, que asumamos un papel como líderes sociales que somos, como ciudadanos educados, como actores sociales y políticos, e intervengamos en los asuntos que reclaman los ciudadanos, así como en los asuntos que nos afectan.

Los médicos estamos llamados a defender a nuestros pacientes, a exigir condiciones de calidad para su atención, a exigir e intervenir en todos aquellos aspectos que hacen parte de las condiciones de vida que se traducen en una mejor o peor posibilidad de enfermar y morir, a exigir mejores condiciones de vida para la población y por supuesto a asumir lo que nos corresponde en lo que respecta a nuestras propias condiciones de trabajo, bienestar y calidad de vida.

Participar es indispensable, defender la autonomía médica, defender la liberalidad de nuestra profesión, así como intervenir y debatir sobre temas complejos como son los conflictos de interés, la injerencia de la industria farmacéutica en nuestro quehacer profesional y en la investigación científica, las actuaciones médicas basadas en la evidencia científica y otros son temas que requieren ser abordados y que debemos enfrentar. Hemos de convertirnos en actores sociales que intervienen, proponen o se oponen según lo que requiera la población para mejorar las condiciones de vida, como en la solución a nuestros propios problemas.

Continuar esperando que un gobernante, una ley, un decreto o un jefe nos solucione nuestros problemas y mejore la salud en nuestro país, no solamente nos mantendrá aislados de la vida como ciudadanos y como profesionales de la medicina, sino que nos privará de contribuir a mejorar aspectos en los cuales tenemos la autoridad, el conocimiento y la experticia.

Mi llamado, es a que recuperemos nuestro papel, recuperemos nuestros colectivos, asumamos nuestra responsabilidad con la ciudadanía, intervengamos en los asuntos que nos afectan y que afectan a la población, tenemos la idoneidad, la educación y la imagen pública para hacerlo, hagámosla valer. Participemos.

*Médica Pediatra – Universidad Militar Nueva Granada. Especialista en Docencia universitaria Universidad El Bosque. Presidente Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá.

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